Docente rodriguense agredido por la policía en movilización

En reciente movilización frente al Congreso de la Nación, en el centro de la ciudad de Buenos Aires, para acompañar el reclamo de los jubilados por mejoras salariales, Diego Almada, delegado gremial docente rodriguense, sufrió un ataque por parte de efectivos de las fuerzas policiales que reprimieron con inusitada violencia a quienes intentaban reclamar contra la reafirmación del cuestionado veto presidencial a la movilidad jubilatoria. Almada, que se desempeña como docente y delegado sindical en la Escuela Secundaria N° 9 de barrio Güemes de General Rodríguez, fue víctima de un ataque de las fuerzas represivas con perdigones que le impactaron por la espalda, produciéndole diversas heridas de cierta consideración en su cuerpo. Acompañando a una vecina jubilada que concurre habitualmente los miércoles al reclamo que hacen los jubilados en esa plaza, y junto a su compañera, había concurrido para sumar su apoyo solidario y debió ser atendido por el operativo sanitario dispuesto por el SAME porteño, y posteriormente derivado para ser evaluado en el Hospital Ramos Mejía de la ciudad de Buenos Aires. Almada hace referencia en su relato a lo sucedido: «Lo que comenzó tranquilo, relativamente cerca de las vallas, a eso de las 16 horas, ya producida la votación tan resistida por la gente con su fuerte presencia en la plaza, cuando apareció el camión hidrante policial tan conocido, la multitud comenzó a cantar con más entusiasmo sus consignas, y en un momento de improviso se tiraron las vallas, hubo un poco de confusión en una primera instancia, las fuerzas represivas empezaron a tirar cantidad de gases», y Almada admite que no quería retirarse ante el primer conato de lo que los efectivos policiales hicieran en rechazo a la presencia de los manifestantes, no se querían correr retirándose; admite que su convicción no es la de ser un mártir e inmolarse ante la fuerte acción represiva, pero que tampoco creía que se justificara salir corriendo del lugar, porque siente que lo que se les estaba haciendo a los jubilados presentes era como para quedarse y acompañarlos en su reclamo. Reconoce que no tiene claro cuanto tiempo pasó, cuando de repente sintió como si algo le hubiera explotado en la pierna y un fuerte dolor que le quemaba, y que en realidad nunca le habían ni cerca pegado un balazo de goma, y la riñonera que llevaba había perdido los plásticos por el impacto que le había volado el broche, y fue ahí que se produjo como una estampida. Esto hizo que se perdiera con quienes lo acompañaban y recorrido una cantidad de metros, se reencontró con su compañera y pudo buscar la atención necesaria como para que atendieran sus lesiones, que descubrió imprevistamente al levantarse la camisa ya en la ambulancia y verificar el daño producido por los impactos en su cuerpo. Lentamente, luego de varias jornadas, está recuperándose de ese muy mal momento, guardando reposo y tratando de entender la gravedad de lo sucedido. 

Los impactos de las balas de goma que lesionaron a Almada
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