La multifacética Barcelona
Las ciudades españolas, para los latinoamericanos, se sienten como la llave de entrada a Europa. Y así fue Barcelona para mí. Una ciudad que tiene todo. La multiculturalidad, la accesibilidad, planes 24/7, gente amable y a veces no tanto, caras familiares, todo un universo por conocer. A uno le llama la atención estar en Europa, y sentir la familiaridad que muchas veces se siente en Barcelona, por su gran comunidad latina, y también por esa apertura al acercamiento de culturas que quizás no poseen cosas en común, pero sin embargo se encuentran. Una de las primeras cosas que note y que luego vi en otras ciudades europeas es la facilidad para movilizarse que provee la ciudad a personas con movilidad reducida, y que por esto, se ve por ejemplo más gente mayor en las calles. Y también por otras circunstancias como la seguridad, la posibilidad de hacer siempre algo distinto, y en algunos casos otro tipo de actitud y vitalidad. Con esto no digo que en Latinoamérica y más puntualmente en Argentina esto no se vea, pero fue algo que captó mi atención de entrada, al verlo más profundizado. Barcelona no es precisamente la ciudad más segura del mundo, pero a mí parecer una vez cruzado el charco, se respira otro tipo de tranquilidad. Y es cierto que tener la oportunidad de conocer y hasta de vivir en una ciudad tan bella como Barcelona, beneficia en muchos aspectos. Barcelona tiene un no sé qué que te atrae, y yo creo que a Barcelona uno siempre vuelve, pero más importante, uno siempre quiere volver. Será quizás la arquitectura tan llamativa que posee, el hecho de pasar infinitos momentos caminando por sus calles y no poder dejar de mirar para arriba y maravillarse de las cúpulas y los distintos detalles que las componen. Lo mejor para mí es eso: mirar para arriba, perderse un poco por las callecitas, tener lugares en mente pero no tener un plan súper estructurado y definido, dejar que la ciudad un poco te sorprenda (así en casi la mayoría de las ciudades). A veces los lugares te sorprenden más de lo que pensabas en un inicio, la virtud de viajar sin mucha expectativa.