22 años del Centro Vasco
El Centro Vasco Eusko Aterpea celebró los 22 años de su fundación, con una singular ceremonia llevada a cabo en la mañana del pasado sábado 28 de agosto, en derredor del roble erguido (que homenajea al roble de Gernika, símbolo de la libertad vasca) en uno de los laterales de la céntrica Plaza Martín Rodríguez, sobre la calle Juan XXIII. Allí se reunieron un pequeño grupo de autoridades y socios de la institución junto a algunos invitados, entre quienes se encontraban la presidenta de la Federación de Entidades Vasco Argentinas (F.E.V.A.), Arantxa Anitua, a quien acompañaban la secretaria de la misma Federación, Miren Arozarena y su padre, José Gabriel Anitua, titular del Centro Laurak Bat de la ciudad de Buenos Aires, primer centro vasco fundado en nuestro país, que recientemente celebrara el centenario de haber izado por primera vez la “ikurriña” (bandera vasca) en su sede.
También asistieron representantes de instituciones amigas como Angel Papantonio, del Club de Leones. Con la presencia de Sebastián Piccardo, secretario de Prensa y Relaciones Institucionales del municipio en representación del intendente Mauro García, escucharon al presidente de la institución, Juan Itcea, quien leyó un texto alusivo a la fecha y su significación cargada de emotividad, al rememorar los 22 años de vida de esta institución fundada por argentinos descendientes de vascos, que contribuyeron generosamente a la historia de la ciudad y del distrito, involucrándose, integrándose y comprometiéndose con la comunidad en la que hicieron su vida junto a sus familias. Itcea destacó el trabajo y por sobre todo el espíritu (“eso que no se ve”, expresó) que primó en los años de sacrificios para construir su sede a fuerza de múltiples actividades para reunir los recursos necesarios para concretar ese edificio, que orgullosamente muestran como resultado de la férrea aspiración de continuar mejorándola día a día un poco más y agradeciendo por sobre todo, la colaboración de toda la comunidad para llegar a donde se llegó. Luego algunos integrantes del grupo de danzaris de la institución, brindaron un saludo de honor para los asistentes. Posteriormente se invitó a que se trasladaran hacia la sede de la entidad en la calle Bartolomé Mitre, donde se descubrió a modo de homenaje, una placa con los nombres de quienes hicieron el aporte que permitió que se pudiera levantar la pared del lado sur que hoy simboliza el inicio formal de la original edificación con que cuenta hoy la entidad, cuyo frente recuerda a una tradicional casa de campo vasca. Se dio por inaugurada la obra del primer piso, al que se le inició la colocación de una baranda para seguridad, lo que permitirá disponer de mayor amplitud de las dependencias existentes, posibilitando así realizar diferentes actividades simultáneamente. Posteriormente se brindó un vino de honor, se firmó el libro de visitas y se entregó un alusivo souvenir a los presentes.